Nuevo modelo de educación olvida estructura educativa, brechas culturales y resistencias políticas

El nuevo modelo educativo de la Secretaría de Educación Pública (SEP) olvida las condiciones reales de las escuelas y las raíces culturales que durante décadas se han arraigado en los alumnos. Toma como referencia el modelo de Finlandia, que tardó 30 años alcanzar el éxito, pero olvida brechas sociales, temas culturales, resistencias políticas y problemas económicos.

Las anteriores son algunas de las críticas que han realizado diversos actores a dicho modelo educativo, alertando, como en el caso de Olac Fuentes Molinar, ex subsecretario de Educación Básica, que el discurso progresista de la SEP es incapaz de esquivar el enfoque burocrático del sistema y  el “panorama de catástrofe de logros de aprendizaje”, de modo que la reforma alienta el desorden y la confusión “en manos de un régimen que está en su declinación natural” [La Jornada, agosto 8, 2016].

En el sentido pedagógico de la reforma “el criterio de selección de temas no es el interés de los alumnos ni sus necesidades realmente básicas para mejorar su vida”. Y por el contrario, El modelo educativo 2016, propone “exceso en la cantidad de temas, como a la complejidad inmanejable de muchas de ellas”; se olvida que el alumno es “de carne y hueso” [La Jornada, agosto 8, 2016].

El documento que presentó la SEP es integrado por páginas contradictorias. “Implica el reconocimiento de la diversidad entre las diferentes regiones de nuestro país, con lo que la aplicación de evaluaciones estandarizadas para todos los maestros carece de sentido”, advierte Enrique Calderón Alzati [La Jornada, agosto 6, 2016].

Y las autoridades han menospreciado obstáculos políticos como los gobiernos estatales, que necesitan incentivos para tomar por bandera de la reforma. Esto sin olvidar la resistencia que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) representa junto con el movimiento sindical en el país; al igual que Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y su postura de análisis ante “los posibles impactos laborales y profesionales que genere este modelo” [periodicocorre.com.mx, julio 20, 2016].

Por si fuera poco la reforma tiene que enfrentar un problema crónico como la opacidad en la administración de los recursos en los planteles educativos y los millones de pesos que van a las cuentas bancarias de funcionarios.

No se puede limitar el futuro de la educación en una sola visión e imponerla sin el nutrido debate de fondo y un análisis para corregirla. Por el contrario su imposición se perfila como una política errada “que nunca debiera repetirse”.

Foto: notiguia.tv

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